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viernes, 21 de septiembre de 2012

Poesía y Narrativa. Mis producción

Algo de literatura para empezar




La literatura es “una práctica estética con base en la imaginación y la invención que permite conocer lo real a través de signos y produce mundos posibles.”



Fabián Mossello.

A MODO DE EPÍGRAFE

“A veces pensamos que para escribir necesitamos remontarnos a paisajes exóticos y no sabemos que si sobrevivimos a nuestra infancia tenemos experiencias para escribir toda la vida” (Flanmery O´Conoor. Canal á. Junio 2004).



“Murmullo de viento en las bocas
instante que se rompe y luego calla
sílaba de voz y un silencio…
En las manos sólo la palabra.”

(Fabián Mossello de Voces de ceniza y agua.2001).
* * * *

POEMAS

I.
POSTAL

La tarde sostiene el cielo y el río corre invitando a soñar, cuando todavía no sabíamos qué éramos.
Arena de tornasol y sílice, encrucijada de la edad sin nombres, sin los apuros de la sangre.
Nombres tallados en el mineral. Presente sin historia, contornos de un instinto amanecido: la mano rozando la sal; la roca y el agua en cortejo; el viento y los lenguajes emplumados; el tacto diciendo que el mundo es sólo dual y una voz rompiéndose en cuerdas; violonchelo anónimo y destemplado bajo la mirada que preludia amores y ausencia.
Lumbre de la tierra acuática y el doble acertijo de sílabas y silencios. Un trozo de amor en cada palmo y lo innombrable al acecho.

Tú y yo éramos niños.


* * * *

II.
PERSPECTIVA NOCTURNA

Miré que la noche era ya anciana.
Miré un rosario de aguas transpirando tiempo y el corazón callado del muelle.

En la ciudad, relojes silenciosos sudaban sándalo,
mientras un humo áspero entraba por el corazón de las casas,
desparramándose por las marismas de oriente.
El calendario decía que era otoño.
No importa el año.

Una noches en la que todo está ausente...






* * * *


III.
PALABRA

Si alguna vez volviera aún como sombra
mis párpados aplaudirían la estrechez del abrazo
y todo sería nuevamente luz.

Si por azar hallara
la hebra que hilvanó la luna,
mi corazón retornaría
quejoso, solemne,
a despertar la noche,
a consolidar la palabra tantas veces proferida
en el sitio mismo de la germinación.

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RELATOS



I.

Cuatro sílabas en la tarde
“Es dulce la noche del marinero, lari, lara” mascullaba Giuseppe Rosso porque sabía que la encontraría. Lo sabía por pura corazonada. Tarde tras tarde reconstruía el trayecto de su nostalgia, de su olvido, de su pasión. Las velas encendidas en una habitación insólita, el olor a mar, los cetáceos danzando sobre la muerte, la noche, las vigilias del barco en alta mar y el encuentro. Todo lo sabía, y por eso esperaba.

Ella había ritualizado su viaje por el muelle. No falta nunca a la escena de un encuentro, todavía tan brumoso como el aire de la bahía. Hierática, solemne, como la Dama de Elche, transitaba ese espacio masculino olvidando la sordidez de las miradas. Todos la conocían como La dama, por su tocado noble, su parsimoniosa vigilancia.

“Es dulce la mar del marinero, lari, lara” cantaba Giuseppe con el cimarrón en los labios, mientras el cocoliche indescifrable hilvanaba la pasión de una noche lejana. Recordaba lo que había hecho desde grumete: hacerse a la mar, dormir poco, apuntar y oler en el aire el cuerpo gigante mirando el cenit. “Es dulce la noche en que te encontré y te amé, lari, lara”. Como en una plegaria Giusseppe se dijo que esa tarde sería distinta, tenía la corazonada, antes de convertirse, como todas las primaveras, en el personaje de Salgari que le imponía el mar. “Es dulce la noche en la que supe que seríamos más que dos, lari, lara”, si te encontrara, si te viera, sería… “…lari, lara”.

La tarde se desgranaba lentamente cuando el hombre terminó de alistar su partida. El cielo se había vestido de fiesta y dibujaba los contornos de un encuentro tantas veces soñado.
Cuentan que la dama pasó por el muelle más volátil que nunca y se dirigió sin dudas al único marinero que canturreaba un cocoliche indescifrable. Las palabras que todos escucharon fueron firmes y tiernas como pueden serlo aquellas que vienen amasándose en la soledad de la espera.
Sólo se escuchó el final cuando ella le dijo papá.

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Poemas con mar

1.

Cae,
Cae,
El sílice
Desde el tiempo
En que el grito
Andaba.

2.

Rezan las olas
Sílabas
Que nadie
Escucha.

3.

He visto
Copo
De silencio
Sobre los tímpanos
De sal.

4.

Me dijeron
Que el mar
Era llanura
Infinita de agua.
A mi sólo me parece
Tiempo.

Enero 2010

jueves, 20 de septiembre de 2012

Solo una foto...

Gotas de crepúsculo cae en las grutas. Un pájaro se hace cielo, invita a correr. Es un verano de noches marinas, de calamares purpurando en cada esquina, de vientos costeros silbando como Cafuné el verso de la sal. Mi cuerpo es un ojo que mira su imagen en el mar.

Fabián Mossello