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viernes, 5 de agosto de 2016









A propósito del mundo







Poemas























Mis textos están en diáspora. 

Una obra dispersa por muchos lados,

y  que intento reunir, una parte de ella,

en este libro que se llama



  A propósito del mundo.



Seudónimo: ÁGUILA












Palabras para el lector







   Este libro habla del mundo. Del mundo mirado desde la poesía. Un mundo que se hace verso, para decir sobre las cosas que sólo la palabra puede deshilvanar. La mirada poética se desliza sobre la piel de la gente, la historia; las pequeñas y grandes conquistas de muchos que hicieron de este mundo algo mejor.

   Pero también hablan estos poemas de las fibras de lo que no se ve. De los invisibles rastros del sentido que se escapa a la mirada corriente y se desparrama en las palabras ¿Acaso no es ésta la misión del poema, la de contar sobre aquello que está en la piel sensible y se hace palabra?

    Así, el germen de mi creación está en el mundo, en las cosas del mundo, entre las que incluyo, por supuesto, la literatura.  Mirar, caminar, olfatear, degustar la realidad, en sus zonas luminosas y oscuras; transitar las calles de una gran ciudad, escuchar a un niño recitando su primer verso, un anciano contando las viejas historias, un verso pegado en un libro de una ignota biblioteca, en las reuniones con amigos, en el mate improvisado de las tardes frente al ordenador, todo es parte del ritual de la creación.



   Esto es lo que he reunido en  A propósito del mundo.






































Soledad






I.



De mi poemario "La Soledad"



 Viniste con el viento de la tarde,

 entre el polen y los médanos.

 Hiciste ovillos de arena,

 y cantaste silencios

 en las caracolas.

 Fuiste, por un instante,

 embrujo del viento,

 para luego arrinconarte

 en mi corazón destemplado.

 Entonces, abriste tus palabras

 a los conjuros de la noche,

 poblaste el insomnio,

 desterraste susurros

 y le diste pupilas al destierro.

 Entre las pitadas de un cigarro,

 te puse un nombre;

 provisorio,

 como casi todas las cosas

 de este mundo.

 Te llamé soledad.


II



Un cigarrillo

despeja la noche.

El brillo de un farol

apenas suena,

entre riscos y arenas.

El punto justo

de un vaso

anunciando que vendrás,

como esas palabras

que se apresuran a nacer.

El silencio de las aguas,

maceran mis deseos.

Un murmullo de nombres quedos,

y la pasión

que se apresura

en cada bocanada.

El último silencio,

descolgando la noche.

y lo imposible

del asombro

que las olas tocan.




Cuba, el relámpago mestizo



Caminando por el país de los habanos, el ron y la utopía




I



Habana







Caminé la Habana,

descalzo de tiempo.

En las calles,

chatarras del Imperio,

retozan

sus danzas de color,

mientras descalzos,

los hombres anudan

sus naufragios.



Caminé la Habana,

entre hombres de marfil

en las veredas

y huecos de balcones,

campanarios y sueños.



Hay un ritmo de azafrán;

una cadencia,

un meneo que la hace

bailarina.



La Habana baila

su fulgor y su desdicha,

entre tabacos

y rones despintados.



Caminé la Habana,

Sin saber qué era,

entre las hebras

de un canto y

Ropa Vieja,

fui descubriendo

la hechura,

de algo que se escapa…