El
trabajo final como puesta/ apuesta del lenguaje
“Todavía hoy dudamos de que el hombre
fabrique
para hablar enunciados o discursos, si
articula la
palabra o la lengua, si emite
lenguas o bables; lo único
que sabemos es que el hombre
realiza una
actividad que la historia
llama lenguaje y que se organiza
por la actividad parlante del
sujeto en su registro de lengua y
en su faz de inscripción,
escritura” Nicolas Rosa, Manual de uso.
En
este breve trabajo voy a desarrollar algunas ideas que tienen que ver con mi
propia experiencia como tesista en algún momento de mi carrera (de esos hace
muchos años) y de mis experiencias acumuladas como director de tesinas, y
responsable del espacio dedicado a la Investigación Literaria de la
Licenciatura en Lengua y Literatura de nuestra universidad.
Me
interesaría pensar esto en relación al trabajo final en carreras que trabajan
con la lengua y desde la lengua. No puedo reflexionar en profundidad sobre un
TFG en otras áreas, pues las desconozco –música, cine, educación física, entre
otras-, tienen sus especificidades y no estoy capacitado para opinar sobre
ellas con el detalle que se exige. De todos modos, muchas observaciones que
haré se pueden pensar para esos otros trabajos, en tanto involucran a la lengua
en algún momento del proceso.
Me resulta
interesante, en estos casos, elaborar una especie de secuencia de aspectos
sobre lo que creo que es o debería ser un TFG. No supone, de todos modos, una
serie de consejos o pasos a seguir, sino unas reflexiones que pueden orientar
otras y producir, en algunos cosos, acciones.
El
trabajo final de grado se presenta, y su nombre así lo indica, como el cierre
de un proceso de aprendizaje. Final se parece a concluyente, cierre, última
etapa. De algún modo esto le da al trabajo un sentido de clausura de una etapa,
y el paso hacia otra. Entonces se trataría de un tipo de práctica de tipo
terminativa y con límites muy bien definidos.
En
este sentido, el TFG deberá asumir una forma que implica una reflexión sobre
algunos puntos destacados de la educación formal que concluye. Es de esperar
que lo que resulte sea un ejercicio acotado sobre alguna problemática a la que
el tesista considere oportuno dedicarle un espacio de exploración y análisis.
Así,
el TFG, deberá ser un tipo de trabajo entendido como una forma particular de
investigación. Es decir, sería la primera investigación que realiza el
estudiante de manera formal. Pero no debería ser una investigación propiamente
dicha, en el sentido de una indagación original, sobre un sector de saberes
inexplorados, como resulta en los trabajos de postgrado. El TFG es una
investigación en primer orden entendida como un trabajo con orientación
extrapolativa, eso quiere decir, un trabajo de aplicación de técnicas,
metodologías, conocimientos ya adquiridos sobre uno o varios objetos que
durante la carrera se han abordado o mencionado y a los que el tesista quisiera
dedicar un tiempo mayor de reflexión.
De
este modo, el TFG se integra con toda una constelación de disciplinas, temas, orientaciones
epistemologías, y metodologías. El tesista puede hacer uso de todo el
repertorio de recursos que le ha dado la cursada y podrá usarlos para realizar
una propuesta viable. En este punto es recomendable decir dos palabras sobre el
director.
El
director del TFG es alguien que deberá realizar un trabajo especial. A diferencia,
muchas veces de la dirección en el postgrado, que supone un tesista formado o
con más elementos para la investigación, el tesista de un TFG es alguien que
necesita mucha ayuda. No deberá ser sólo su director alguien que dé directrices
de trabajo y corrija, sino quién ‘trabaje al lado’ en muchas dimensiones y
problemáticas. Todo lo que el alumno ha trabajado en el grado es potencialmente
viable para realizar un TFG. El director es quien debe ayudar a hacer un
recorte que permita la concreción de un trabajo discreto, que aporte al estudiante
una experiencia enriquecedora. El TFG debe ser un encuentro con el conocimiento,
no un hecho traumático.
Dicho
esto, es importante, dada en muchos casos la complejidad de los trabajos, que haya
director, codirector y colaboradores especialistas; y que el tribunal esté
conformado por docentes de la casa de estudios con un compromiso para una
actividad de alto valor profesional y ético. El tribunal debería ser el mismo
que evalúa el anteproyecto. No es conveniente que se cambie el grupo de
docentes que evalúa el proyecto y toma el examen de defensa de la tesis.
Distintos tribunales supone distintos criterios, y así se puede complicar la
evaluación final. Además, los tiempos de escritura y entrega de la tesis deben
ser respetados al máximo, por lo que debe haber un acuerdo fuerte entre
tribunal, director y tesista en relación a plazos, tiempo de devoluciones,
defensa.
Pero
volvamos al título, el TFG como puesta/apuesta del lenguaje ¿qué significa
esto? El epígrafe se Nicolás Rosa orienta la respuesta.
El TFG
es una de los tantos géneros académicos que circulan en el ámbito
universitario. En este sentido supone un determinado uso de la lengua para
configurar una práctica, la de la escritura, que implica, además, un posicionamiento
respecto al pensamiento y el conocimiento. Considerar la lengua articulada (un
idioma específico -el español- modelado por su contexto lingüístico de usos, por
ej. el académico en la universidad argentina), merece una brevísima aclaración.
Si el
TFG es un trabajo de escritura académica, esto no implica desjerarquizar los
demás lenguajes -musical, plástico, visual-, para reponer, porque si, la
supremacía de lo lingüístico sobre otros sistemas semiológicos (Benveniste)
como se debatió en los orígenes de la disciplina semiótica-semiológica. Se
trata de ubicar cada especificidad en su cierto lugar. Existe una lengua
plástica, musical, visual, entre otras, pero creo que en torno al TFG la lengua
(lingüística) sigue siendo el soporte privilegiado de los estudios superiores y
lugar en el que se inscribe el pensamiento. Escribimos para generar ideas, para
ordenarlas, para jerarquizarlas y para producir esa práctica densa que es la
escritura. La escritura “reestructura la conciencia” como dijo Walter Ong. Luego
vendrán los diálogos con otros lenguajes y de ahí surgen TFG en áreas
artísticas como la música o el cine. Pero en la base académica está la lengua
modelando el pensamiento. Esto habilita una serie de problemáticas que motivan
el título que he propuesto para este trabajo
Si el
TGF es una apuesta/propuesta de la lengua, supone considerar su escritura un
trabajo; escribir es un trabajo (Roland Barthes), y no una mera puesta de un
código sobre el papel. En este sentido, el lenguaje articulado (la lengua de
primer orden como la llamó Jurit Lotman) no se domina de una sola vez y para
siempre. Requiere experiencia, ejercicio, pruebas, correcciones y borradores. No
escribimos originales, escribimos siempre borradores y el mejor de ellos es la
versión que decidimos final:
Una
TFG es la versión de un borrador que consideramos circunstancialmente
definitivo.
Así,
el TFG, sea en el área que fuere, supone la convivencia de dos matrices
discursivas: la expositiva (que organiza la información) y la argumentativa
(que desarrolla y justifica ideas).
Como
trabajo científico, el TFG significa un despliegue de ideas. Esto supone tener
en cuenta, en primer término, para quien escribe, de la planificación textual.
El TFG encierra un proceso cognitivo complejo, que parte de la lengua, como
sistema estructurante y se despliega en otros lenguajes (según la especificidad
de cada tesina). Aquí se abren múltiples aspectos, como los planteados por
Hayes y Flower al momento de pensar el proceso cognitivo. La tesina
incluye un trabajo sobre lo temático, lo retórico, y lo enunciativo; una
delimitación de los alcances del lenguaje en uso, un acuerdo con quien es mi
lector (casi siempre se escribe para el tribunal o un colectivo académico).
Luego estará la puesta en discurso y los monitoreos del trabajo a medida que se
avanza. La idea de un proceso, supone una puesta y apuesta del lenguaje que
incluye necesariamente el trabajo con versiones y borradores. En este sentido
quien dirija TFG debe tener en cuenta la teoría y la práctica de la
escritura, sus autores básicos, los modos en que la lengua se hace texto,
las posibilidades de escribir una misma idea.
Estos
aspectos hacen del TFG un ejercicio importante de pensamiento, un verdadero
cierre de ciclo, pero INICIO de otro, de otros. Como dice Umberto Eco en Como
se hace una tesis, la manera en que se trabaja en una investigación, sea
cual fuere el tema o grado, marcará todos los trabajos futuros. El TFG preludia
un modo de ver la investigación, un modo de ver la planificación textual y de
concretar proyectos académicos. De algún modo, el estudiante, futuro
profesional, con su TFG inicia un camino. El TFG entonces no es cierre sino
punto de inflexión. Para que sea así la Universidad debe estar preparada.
El
TFG será, entonces, un producto material sujeto a los estándares de la Educación
Superior. En este sentido cierra un período de formación y prepara para otros.
Por ello también es aprendizaje, no sólo al elaborar una tesina, y sujetarse al
cotejo del director, sino a la mirada evaluativa de un tribunal. Creo que la
defensa es otra parte importante de ese proceso de formación de un profesional.
Ideas para la reglamentación
del TFG en la Universidad
La
concreción de una reglamentación para el TFG debería contemplar algunas de las problemáticas
que he resumido en mis planteos y que resalto en cursivas:
En
primer lugar es necesario llegar a un consenso sobre la naturaleza del trabajo:
¿investigación sobre un campo inexplorado?, ¿puesta a punto de algunos aspectos
de la formación de grado? Defiendo la puesta a punto de conocimientos,
técnicas, y metodologías trabajadas y aprehendidas en la carrera de grado como
esencia del TFG.
En
segundo lugar, es importante tener acuerdo sobre el formato del anteproyecto
y tesis, su extensión, deberá pensarse en un manual de estilo. Esto
delimitaría mucho el alcance y exigencias del TFG y ayudaría al director y
tesista a concretar la práctica sin inconvenientes y poder rectificar errores.
En
tercer lugar, la función del director es clave. Una buena normativa de los
puntos 1 y 2 ayudará al director a saber qué hacer, qué debe esperarse de un
TFG. La función que yo defiendo es, no sólo la del evaluador de productos,
sino la de conductor de proceso. El estudiante sigue aprendiendo cuando
realiza el TFG.
En
cuarto lugar se impone la naturaleza del TFG. Su fundamento escriturario, desde
el anteproyecto hasta la escritura y concreción del trabajo. La escritura es
tecnología (Ong, Walter) que organiza el TFG. Para ello se hace indispensable
normativizar su uso, su despliegue en el texto. Creo que un taller común
a todos los tesistas y luego clínicas por carrera serían espacios muy
útiles para socializar proyectos y avances de TFG y ayudar en el proceso de
trabajo y escritura. El conocimiento de los procesos cognitivos inherentes a la
escritura, la lectura de materiales comunes sobre la escritura como proceso, permitirá
construir una plataforma básica de conceptos y prácticas, tanto para los tesistas,
como para los profesores potenciales directores.
El
TFG puede ser un momento traumático para el tesista, pero seguramente de
profundos aprendizajes. Depende en gran medida de una estructura académica bien
organizada, capaz de cubrir un espectro de problemáticas, de que el estudiante
llegue a un buen puerto con su proyecto. En este sentido hablar un lenguaje
común, poseer una normativa que sirva para todos los espacios académicos, es
indispensable.
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Trabajo presentado en el Ateneo de postgrado La problemática del Trabajo Final de Grado. Instituto Académico pedagógico de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Villa María, 25 de abril de 2014
Artículo con derecho de autor, publicación en formato libro.
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