A propósito del mundo
Poemas
Mis textos están en diáspora.
Una obra dispersa por muchos lados,
y que intento
reunir, una parte de ella,
en este libro que se llama
A propósito del mundo.
Seudónimo:
ÁGUILA
Palabras para el lector
Este libro habla del
mundo. Del mundo mirado desde la poesía. Un mundo que se hace verso, para decir
sobre las cosas que sólo la palabra puede deshilvanar. La mirada poética se
desliza sobre la piel de la gente, la historia; las pequeñas y grandes
conquistas de muchos que hicieron de este mundo algo mejor.
Pero también hablan
estos poemas de las fibras de lo que no se ve. De los invisibles rastros del
sentido que se escapa a la mirada corriente y se desparrama en las palabras
¿Acaso no es ésta la misión del poema, la de contar sobre aquello que está en
la piel sensible y se hace palabra?
Así, el germen de
mi creación está en el mundo, en las cosas del mundo, entre las que incluyo,
por supuesto, la literatura. Mirar,
caminar, olfatear, degustar la realidad, en sus zonas luminosas y oscuras; transitar
las calles de una gran ciudad, escuchar a un niño recitando su primer verso, un
anciano contando las viejas historias, un verso pegado en un libro de una
ignota biblioteca, en las reuniones con amigos, en el mate improvisado de las
tardes frente al ordenador, todo es parte del ritual de la creación.
Esto es lo que he
reunido en A propósito del mundo.
Soledad
I.
De mi
poemario "La Soledad"
Viniste con el viento de la tarde,
entre el polen y los médanos.
Hiciste ovillos de arena,
y cantaste silencios
en las caracolas.
Fuiste, por un instante,
embrujo del viento,
para luego arrinconarte
en mi corazón destemplado.
Entonces, abriste tus palabras
a los conjuros de la noche,
poblaste el insomnio,
desterraste susurros
y le diste pupilas al destierro.
Entre las pitadas de un cigarro,
te puse un nombre;
provisorio,
como casi todas las cosas
de este mundo.
Te llamé soledad.
II
Un cigarrillo
despeja la noche.
El brillo de un farol
apenas suena,
entre riscos y arenas.
El punto justo
de un vaso
anunciando que vendrás,
como esas palabras
que se apresuran a nacer.
El silencio de las aguas,
maceran mis deseos.
Un murmullo de nombres quedos,
y la pasión
que se apresura
en cada bocanada.
El último silencio,
descolgando la noche.
y lo imposible
del asombro
que las olas tocan.
Cuba, el
relámpago mestizo
Caminando por el país de los habanos, el
ron y la utopía
I
Habana
Caminé la Habana,
descalzo de tiempo.
En las calles,
chatarras del Imperio,
retozan
sus danzas de color,
mientras descalzos,
los hombres anudan
sus naufragios.
Caminé la Habana,
entre hombres de marfil
en las veredas
y huecos de balcones,
campanarios y sueños.
Hay un ritmo de azafrán;
una cadencia,
un meneo que la hace
bailarina.
La Habana baila
su fulgor y su desdicha,
entre tabacos
y rones despintados.
Caminé la Habana,
Sin saber qué era,
entre las hebras
de un canto y
Ropa Vieja,
fui descubriendo
la hechura,
de algo que se escapa…
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