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martes, 29 de abril de 2014

El Trabajo Final de Grado como puesta/ apuesta del Lenguaje

El trabajo final como puesta/ apuesta del lenguaje


Todavía hoy dudamos de que el hombre fabrique
 para hablar enunciados o discursos, si articula la
palabra o la lengua, si emite lenguas o bables; lo único
que sabemos es que el hombre realiza una
actividad que la historia llama lenguaje y que se organiza
por la actividad parlante del sujeto en su registro de lengua y
en su faz de inscripción, escritura” Nicolas Rosa, Manual de uso.



En este breve trabajo voy a desarrollar algunas ideas que tienen que ver con mi propia experiencia como tesista en algún momento de mi carrera (de esos hace muchos años) y de mis experiencias acumuladas como director de tesinas, y responsable del espacio dedicado a la Investigación Literaria de la Licenciatura en Lengua y Literatura de nuestra universidad.

Me interesaría pensar esto en relación al trabajo final en carreras que trabajan con la lengua y desde la lengua. No puedo reflexionar en profundidad sobre un TFG en otras áreas, pues las desconozco –música, cine, educación física, entre otras-, tienen sus especificidades y no estoy capacitado para opinar sobre ellas con el detalle que se exige. De todos modos, muchas observaciones que haré se pueden pensar para esos otros trabajos, en tanto involucran a la lengua en algún momento del proceso.

Me resulta interesante, en estos casos, elaborar una especie de secuencia de aspectos sobre lo que creo que es o debería ser un TFG. No supone, de todos modos, una serie de consejos o pasos a seguir, sino unas reflexiones que pueden orientar otras y producir, en algunos cosos, acciones.

El trabajo final de grado se presenta, y su nombre así lo indica, como el cierre de un proceso de aprendizaje. Final se parece a concluyente, cierre, última etapa. De algún modo esto le da al trabajo un sentido de clausura de una etapa, y el paso hacia otra. Entonces se trataría de un tipo de práctica de tipo terminativa y con límites muy bien definidos.
En este sentido, el TFG deberá asumir una forma que implica una reflexión sobre algunos puntos destacados de la educación formal que concluye. Es de esperar que lo que resulte sea un ejercicio acotado sobre alguna problemática a la que el tesista considere oportuno dedicarle un espacio de exploración y análisis.

Así, el TFG, deberá ser un tipo de trabajo entendido como una forma particular de investigación. Es decir, sería la primera investigación que realiza el estudiante de manera formal. Pero no debería ser una investigación propiamente dicha, en el sentido de una indagación original, sobre un sector de saberes inexplorados, como resulta en los trabajos de postgrado. El TFG es una investigación en primer orden entendida como un trabajo con orientación extrapolativa, eso quiere decir, un trabajo de aplicación de técnicas, metodologías, conocimientos ya adquiridos sobre uno o varios objetos que durante la carrera se han abordado o mencionado y a los que el tesista quisiera dedicar un tiempo mayor de reflexión.

De este modo, el TFG se integra con toda una constelación de disciplinas, temas, orientaciones epistemologías, y metodologías. El tesista puede hacer uso de todo el repertorio de recursos que le ha dado la cursada y podrá usarlos para realizar una propuesta viable. En este punto es recomendable decir dos palabras sobre el director.

El director del TFG es alguien que deberá realizar un trabajo especial. A diferencia, muchas veces de la dirección en el postgrado, que supone un tesista formado o con más elementos para la investigación, el tesista de un TFG es alguien que necesita mucha ayuda. No deberá ser sólo su director alguien que dé directrices de trabajo y corrija, sino quién ‘trabaje al lado’ en muchas dimensiones y problemáticas. Todo lo que el alumno ha trabajado en el grado es potencialmente viable para realizar un TFG. El director es quien debe ayudar a hacer un recorte que permita la concreción de un trabajo discreto, que aporte al estudiante una experiencia enriquecedora. El TFG debe ser un encuentro con el conocimiento, no un hecho traumático.

Dicho esto, es importante, dada en muchos casos la complejidad de los trabajos, que haya director, codirector y colaboradores especialistas; y que el tribunal esté conformado por docentes de la casa de estudios con un compromiso para una actividad de alto valor profesional y ético. El tribunal debería ser el mismo que evalúa el anteproyecto. No es conveniente que se cambie el grupo de docentes que evalúa el proyecto y toma el examen de defensa de la tesis. Distintos tribunales supone distintos criterios, y así se puede complicar la evaluación final. Además, los tiempos de escritura y entrega de la tesis deben ser respetados al máximo, por lo que debe haber un acuerdo fuerte entre tribunal, director y tesista en relación a plazos, tiempo de devoluciones, defensa.
Pero volvamos al título, el TFG como puesta/apuesta del lenguaje ¿qué significa esto? El epígrafe se Nicolás Rosa orienta la respuesta.
El TFG es una de los tantos géneros académicos que circulan en el ámbito universitario. En este sentido supone un determinado uso de la lengua para configurar una práctica, la de la escritura, que implica, además, un posicionamiento respecto al pensamiento y el conocimiento. Considerar la lengua articulada (un idioma específico -el español- modelado por su contexto lingüístico de usos, por ej. el académico en la universidad argentina), merece una brevísima aclaración.
Si el TFG es un trabajo de escritura académica, esto no implica desjerarquizar los demás lenguajes -musical, plástico, visual-, para reponer, porque si, la supremacía de lo lingüístico sobre otros sistemas semiológicos (Benveniste) como se debatió en los orígenes de la disciplina semiótica-semiológica. Se trata de ubicar cada especificidad en su cierto lugar. Existe una lengua plástica, musical, visual, entre otras, pero creo que en torno al TFG la lengua (lingüística) sigue siendo el soporte privilegiado de los estudios superiores y lugar en el que se inscribe el pensamiento. Escribimos para generar ideas, para ordenarlas, para jerarquizarlas y para producir esa práctica densa que es la escritura. La escritura “reestructura la conciencia” como dijo Walter Ong. Luego vendrán los diálogos con otros lenguajes y de ahí surgen TFG en áreas artísticas como la música o el cine. Pero en la base académica está la lengua modelando el pensamiento. Esto habilita una serie de problemáticas que motivan el título que he propuesto para este trabajo
Si el TGF es una apuesta/propuesta de la lengua, supone considerar su escritura un trabajo; escribir es un trabajo (Roland Barthes), y no una mera puesta de un código sobre el papel. En este sentido, el lenguaje articulado (la lengua de primer orden como la llamó Jurit Lotman) no se domina de una sola vez y para siempre. Requiere experiencia, ejercicio, pruebas, correcciones y borradores. No escribimos originales, escribimos siempre borradores y el mejor de ellos es la versión que decidimos final:

Una TFG es la versión de un borrador que consideramos circunstancialmente definitivo.

Así, el TFG, sea en el área que fuere, supone la convivencia de dos matrices discursivas: la expositiva (que organiza la información) y la argumentativa (que desarrolla y justifica ideas).
Como trabajo científico, el TFG significa un despliegue de ideas. Esto supone tener en cuenta, en primer término, para quien escribe, de la planificación textual. El TFG encierra un proceso cognitivo complejo, que parte de la lengua, como sistema estructurante y se despliega en otros lenguajes (según la especificidad de cada tesina). Aquí se abren múltiples aspectos, como los planteados por Hayes y Flower al momento de pensar el proceso cognitivo. La tesina incluye un trabajo sobre lo temático, lo retórico, y lo enunciativo; una delimitación de los alcances del lenguaje en uso, un acuerdo con quien es mi lector (casi siempre se escribe para el tribunal o un colectivo académico). Luego estará la puesta en discurso y los monitoreos del trabajo a medida que se avanza. La idea de un proceso, supone una puesta y apuesta del lenguaje que incluye necesariamente el trabajo con versiones y borradores. En este sentido quien dirija TFG debe tener en cuenta la teoría y la práctica de la escritura, sus autores básicos, los modos en que la lengua se hace texto, las posibilidades de escribir una misma idea.
Estos aspectos hacen del TFG un ejercicio importante de pensamiento, un verdadero cierre de ciclo, pero INICIO de otro, de otros. Como dice Umberto Eco en Como se hace una tesis, la manera en que se trabaja en una investigación, sea cual fuere el tema o grado, marcará todos los trabajos futuros. El TFG preludia un modo de ver la investigación, un modo de ver la planificación textual y de concretar proyectos académicos. De algún modo, el estudiante, futuro profesional, con su TFG inicia un camino. El TFG entonces no es cierre sino punto de inflexión. Para que sea así la Universidad debe estar preparada.
El TFG será, entonces, un producto material sujeto a los estándares de la Educación Superior. En este sentido cierra un período de formación y prepara para otros. Por ello también es aprendizaje, no sólo al elaborar una tesina, y sujetarse al cotejo del director, sino a la mirada evaluativa de un tribunal. Creo que la defensa es otra parte importante de ese proceso de formación de un profesional.

Ideas para la reglamentación del TFG en la Universidad

La concreción de una reglamentación para el TFG debería contemplar algunas de las problemáticas que he resumido en mis planteos y que resalto en cursivas:

En primer lugar es necesario llegar a un consenso sobre la naturaleza del trabajo: ¿investigación sobre un campo inexplorado?, ¿puesta a punto de algunos aspectos de la formación de grado? Defiendo la puesta a punto de conocimientos, técnicas, y metodologías trabajadas y aprehendidas en la carrera de grado como esencia del TFG.

En segundo lugar, es importante tener acuerdo sobre el formato del anteproyecto y tesis, su extensión, deberá pensarse en un manual de estilo. Esto delimitaría mucho el alcance y exigencias del TFG y ayudaría al director y tesista a concretar la práctica sin inconvenientes y poder rectificar errores.

En tercer lugar, la función del director es clave. Una buena normativa de los puntos 1 y 2 ayudará al director a saber qué hacer, qué debe esperarse de un TFG. La función que yo defiendo es, no sólo la del evaluador de productos, sino la de conductor de proceso. El estudiante sigue aprendiendo cuando realiza el TFG.

En cuarto lugar se impone la naturaleza del TFG. Su fundamento escriturario, desde el anteproyecto hasta la escritura y concreción del trabajo. La escritura es tecnología (Ong, Walter) que organiza el TFG. Para ello se hace indispensable normativizar su uso, su despliegue en el texto. Creo que un taller común a todos los tesistas y luego clínicas por carrera serían espacios muy útiles para socializar proyectos y avances de TFG y ayudar en el proceso de trabajo y escritura. El conocimiento de los procesos cognitivos inherentes a la escritura, la lectura de materiales comunes sobre la escritura como proceso, permitirá construir una plataforma básica de conceptos y prácticas, tanto para los tesistas, como para los profesores potenciales directores.   

El TFG puede ser un momento traumático para el tesista, pero seguramente de profundos aprendizajes. Depende en gran medida de una estructura académica bien organizada, capaz de cubrir un espectro de problemáticas, de que el estudiante llegue a un buen puerto con su proyecto. En este sentido hablar un lenguaje común, poseer una normativa que sirva para todos los espacios académicos, es indispensable.

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   Mgter Fabián G. Mossello    

 Trabajo presentado en el Ateneo de postgrado La problemática del Trabajo Final de Grado. Instituto Académico pedagógico de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Villa María, 25 de abril de 2014


Artículo con derecho de autor, publicación en  formato libro.




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